Misión de Limpieza en el Bosque Oscuro

"Elisabeth Armstrong, antigua aliada del famoso asesino "Eustass Kid", ha sido hayada sin vida en los aseos de una taberna de Nastrand. Por el momento se desconocen las causas de la muerte sin embargo hay que destacar unas marcas que rodean su cuello que, según forenses, suponen que murió por asfixia".

—Ese artículo, publicado en el periodico local, era el que leía el pelirrojo mientras se dirigía hacia el Bosque de las Sombras. Sonreía maliciosamente mientras estrujaba el periodico lentamente para posteriormente lanzarlo entre los arbustos, pues las demás noticias publicadas le eran indiferentes. Montado en aquel carro tirado por caballos, Eustass, se aventuró entre aquel peligroso bosque del que, según rumores, muchos habían entrado pero pocos habían conseguido salir de ese infierno en miniatura. Sabía que allí dentro, entre el espeso bosque, encontraría la "diversión" que buscaba; asesinatos, peleas y muerte. La acción no tardaría en llegar. A medida de que se iba adentrando en el bosque pudo ver como la luz del sol iba menguando por culpa de los árboles; con una copa gigantesca y un tronco de mismas dimensiones. De pronto escuchó a varios hombres, quizás más, entablar una conversación de la que no podía llegar a enterarse debido a lo lejos que se encontraba. Por otro lado si pudo llegar a ver todos los cadáveres que habían esparcidos por el lugar. Algunos incluso intentaban escaparse arrastrándose, sin embargo no pudieron evitar ser descubiertos por un hombre alto y fornido que los remató de un pisotón en la cabeza. Eustass se acercó a ellos, sin ningún temor, pues desconocía el significado de la palabra "miedo". Al salir de la maleza pudo presenciar como uno de ellos, el más anciano concretamente, intentaba sanar a una de aquellas víctimas. Esta última apenas podía hablar; su respiración era muy intermitente y al parecer tenía varios huesos rotos que le impedían moverse— Vaya, vaya... — pronunció el pelirrojo mientras observaba el panorama— Tu debes de ser el "Campeón de Nastrand"... Qué decepción. —se burló el pelirrojo del hombre que segundos antes había puesto fin al sufrimiento de aquella vida. Lo cierto es que había escuchado ciertas habladurias sobre este "campeón" sin embargo nunca había tenido la suerte de encontrarselo tan de cerca. Pese a la osadía que acababa de cometer Eustass seguía tan relajado como siempre, observando con desprecio a los que le rodeaban. Mientras los observaba no pudo controlar fijarse en aquel enmascarado, parecía haberlo visto antes; en el Palacio, justo después de haber asesinado a Beth Armstrong — ¡Tu, el enmascarado! — le gritó sin mostrar ningún tipo de respeto hacia su ser — ¿Cual es tu nombre? —añadió en el mismo tono mientras se acercaba tranquilamente, apartando con un choque de hombros al curandero anciano. Pese a estar en clara desventaja Eustass seguía en sus trece; tan chulesco y rebelde como siempre. No obstante estaba preparado para una posible ofensiva rival, pues su mano izquierda permanecía bajo su abrigo—.

—Eustass parecía no ser consciente del peligro que corría en aquel lugar bajo los dominios de Nastrand, sin embargo aquellos que lo rodeaban tampoco estaban a salvo... Después de todo nadie podía considerarse "seguro" al lado del pelirrojo. Sus hazañas habían cruzado toda Paradise; de norte a sur y de este a oeste. Todo el mundo sabía de su existencia, presencia o notoriedad ya que dejaba un rastro de caos y destrucción. El enmascarado no parecía haberse sorprendido, de hecho era imposible saber la expresión de su rostro puesto que una máscara de gas lo ocultaba. No obstante por el tono y la tranquilidad con la que le contestó pudo darse cuenta de lo relajado que estaba— Protervo Zaros... —murmuró el pelirrojo mientras reflexionaba. Pese a no conocerlo personalmente Eustass sabía, de hecho estaba cien por cien seguro de que no estaba dirigiéndose a un alguién normal y corriente, ese nombre le era familiar— ¡Ja ja ja ja ja! —resonó por todo el lugar, pues aquella carcajada siniestra y espantosa fue capaz de asustar a las aves que posaban en las altas copas de los árboles. Por fin sabía con quien estaba hablando; aquel enmascarado era nada más ni nada menos que el hijo de Zarek, antiguo rey del reino del caos o también conocido como Nastrand. Desconocía si él ejercía semejante cargo, como su padre, sin embargo le era indiferente puesto que ese no era el objetivo principal. Justo cuando Eustass iba a poner fin a la vida del descenciente de Zarek, una violenta ráfaga de viento inhabilitó la vista de los presentes debido a la humareda que las alas de aquel ser habían levantado al aterrizar sobre aquel terreno rocoso. Cuando esta desapareció Eustass pudo ver como un híbrido; medio dragón medio humano se dirigía hacia Zaros, Rey de Nastrand. Tras comentarle el estado de los alrededores Eustass sonrió, pues según aquel hombre los alrededores estaban totalmente inhabitados razón por la que el pelirrojo agregó, en aquel tono tan chulesco y rudo— ¡Tu, ¿acaso te he dado permiso para hablar?!— le comentó al recién llegado mientras se acercaba hacia su posición y lo agarraba firmemente del pecho, advirtiendolo de las consecuencias que tendría el hecho de responderle con una osadía u reacción agresiva. Eustass esperó una respuesta lo suficientemente convincente como para no aplastarlo cuan insecto mientras observaba como una fina capa de luz rodeaba su propio cuerpo—.